No me inmutare por tu partida
No me importara que tus ojos me rehuyan,
Yo seré lejana como aquellas
Gárgolas solitarias que desde su quietud patrullan.
Fría, fea e indiferente,
Seré yo, ante tu cálida presencia
Impidiendo que mi corazón irradie
Ondas de amor al notar en el tu ausencia.
Acallare los gritos desangrados de mi pecho
Dura como roca mi mirada encontraras
Seré una gárgola mirando desde lo alto,
Seré una vigilante,
Desde el silencio te he de observar.
Si muero de frío al dormir una noche
Al no haber nadie que mi cama entibie
¡Moriré por ti!
Pero no descansare hasta que mi aliento se agote
Susurrando entre el viento que aun estoy allí.
Pero no lograras que mis mejillas quemen
Por lagrimas derramadas al pensar en ti,
Podrás oír aullidos por las noches
Y sabrás que son fantasmas que no quieren partir.
Un día lograras ver mi corazón,
Quien sabe, algún día...
Y errando por la niebla que creaste
Te tropezaras con tu propia lapida escondida,
Entre las malezas del olvido
Y telarañas abandonadas
De una vida pasada.
Y todas mis sombras
recaerán sobre ti,
Y te desangraras
Como me desangraste tu a mi.
Y sentirás una estaca clavada en tu corazón,
Y veras cielos sin estrellas,
Días sin soles,
Árboles secos y hojas marchitas,
Y en toda tu vida, por primera vez
Podrás comprender lo que logro tu mirada indiferente,
Cuando quede con el corazón fraccionado,
El alma perdida,
Cuando una navaja invisible y punzante me atravesó el pecho,
Deje de respirar, de vivir... y de amar.
Pero hoy solo veras mi rostro impasible,
Frío, duro y seco de lagrimas,
Hoy solo veras un instante mis ojos,
Y comprenderás, que sin mi, tu vida ya no vale nada.
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