Se hace tan larga la espera al olvido,
Como la cinta plateada que marca mi camino,
Es eterna la lucha por no decaer,
Es eterno el lamento y el acallar no poder.
Es tan oscura la noche que es imposible entrar,
Con ojos fieros en la oscuridad,
Es tan agrio el destino que la miel no basta,
Intento huir del llanto pero la amargura me alcanza.
Es infinita la espera y perpetua la perdición,
No se vislumbra luz cuando esta ciego el corazón.
No distingo el sendero en el mar de sombras,
Temo que un día de estos los fantasmas me absorban.
Lloro a escondidas hasta volverme desierto,
Pues solo poseo aquí dentro lamentos.
Es distante la meta hacia la luz,
Es siempre la noche mi tortuosa cruz.
Luego del crepúsculo ya no hubo amanecer
Es oscuro el camino y fatigoso el correr.
Pero un día de estos he de morir
Y tal vez me libere de este eterno sufrir.
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