Lejos

Callado…

Como muñeco de metal oxidado,

Lleno por dentro

Pero completamente aislado,

Un corazón tan grande,

Que destruye tu estructura,

Tantas lagrimas en el pecho,

Que más te oxidas evitando fugas.

Tan aterrado…

El miedo de un animalito atado

Que va a un lobo

Sin saber que es su propio reflejo

En un charco de agua y lodo.

¿Por qué no hablas?

¿Por qué no gritas?

¿A que le temes?

No tienes camino ni propias pisadas,

Te apasionas por sueños cortos,

Y te duermes en naves bajas

Porque ya o quieres mas heridas

La próxima vez que caigas.

Y yo…

Yo estoy aquí…

Contemplando al muñeco seco,

Contemplando al arcoíris muerto

Que alguna vez conocí.

Y yo…

Aun busco aquel calor

Que se que vive en algún rincón

Y espera despertaste la razón.

¡Habla! ¡Habla! ¡Habla!

Que ya está harto tu corazón

De que le impidas una conexión

Por mil miedos infantiles

¡Que no viven más que en tu imaginación!

Se que la noche esta oscura y fría,
Y se que en ocasiones soy tan gélida como ella.
Se que te congelas el tocar mi piel, y que te pierdes
En mi mirada vidriosa y vacía.
Se que tus propias tinieblas son suficientes,
Y que bastante poco las entiendes,
Como para absorber las mías.
Se que esta vida laberíntica
Te lleva por caminos inciertos,
Pero, amor, ten en cuenta
Que siempre es mejor
Perderse de a dos.
Porque quiero ser esa lucecita en la noche mas vacía,
Cuando las luciérnagas parecen linternas,
Quiero se tu capa cuando aúllen los lobos
Y tu piel se ponga áspera,
Erizado hasta la medula.
No soy más que un bichito,
Pequeño e insignificante,
Pero déjame ser ese bichito de luz
Que la grava del camino pueda alumbrarte.

Una bestia dentro

Dentro de mi pecho
Oculto, cual rubí…
Cual rubí sangriento y negro,
Como una pupila del averno,
Como un monstruo agazapado
Apunto de salir.

Tango una bestia dentro
Que no quiero dejar huir,
Ella se come mis sueños
Y solo me deja las sombras
Que incrementan mi sufrir.

Tengo una bestia dentro
Ella es parte de mí,
La tengo tras barrotes de hierro,
Quiero enviarla al infierno
Pero ella aun esta aquí.

Tengo una bestia dentro
Que mi alma quiere devorar
Si logra su cometido,
¡Huye por tu vida!
Pues ya nunca me veras.

Son todas mis costillas
Cárcel de la perdición,
De ese monstruo misterioso
Que me quiere en su posesión.

Me debilita el razonamiento,
Se come mi convicción,
Tengo un demonio en el pecho
Hecho de ira, lujuria y desamor.

Me insita a la muerte
Me lleva a la destrucción,
Se ríe a carcajadas
Cuando vacila mi semblante.
Cuando se quiebra mi voz.

Tengo una bestia adentro,
Que no quiero dejar salir
Cuando veas mis ojos rojos
Es porque yo ya no estoy allí.

Tengo una bestia dentro
…Que no puedo dejar huir
Si se apodera de mis pensamientos
No seré yo… pues ya morí.

Olvidalo

Cuando en la oscuridad

Nada ves

Y en cada paso

Se van llagando tus pies.

Y al caer al vacio

Pareces no poder levantarte,

Y buscas desesperado

Algún bastón

Con el cual impulsarte.

¡Olvídalo!

Pues, tantea a ciegas

Entre las tinieblas,

No encontraras para pararte

Más que tus propias piernas.

Y si lloras desconsolado

Con esperanza de que tu llanto

Por un corazón compasivo

Sea escuchado

¡Olvídalo!

No habrá nadie más

Que tu propia voluntad

Siempre a tu lado,

Para avanzar.

Terminaras alzando la cabeza

Te lo aseguro,

Más allá del monzón

Que te arrastro a lo oscuro,

Pues no hay más opciones

En esta vida que caminar,

Aprender, crecer,

Y buscar algo más eterno

Que lo que tus ojos

Hoy pueden ver.

Ya no duele, ya no ama, ya no esta...

Como un diamante

Transparente, pero sin brillo.

Como un diamante

Muy fuerte pero rígido.

Como un tempano

De enormes proporciones,

Como un tempano

Helado y sin sensaciones…

Como una isla

Única en medio del mar,

Como una isla

En medio de la soledad.

Tan solo niebla

Espesa, húmeda y sofocante

Que está en mi pecho.

No veo amor,

No veo luz en ninguna parte.

Es tan grisáceo

Lo que hay bajo mi esternón,

Es tan oscuro,

Rígido y frio,

Como si ya no tuviera corazón…

Se me ha perdido

De tanto que blasfeme en su contra

Se me ha escapado

Ya no veo estrellas

Tan solo hay sombras.

Los muertos no duelen

¿Pero que ha de doler más?

¿Un corazón mutilado

O un corazón que ya no está?

El castillo, el dragon y la princesa

Yo soy el castillo y el dragón

Y la princesa.

Soy la rubia, el miedo

Y la realeza.

Soy la guerra, la conquista

Y recompensa;

Si rujo fuego rojo deberás matarme

Con tu fuerza.

Y el castillo

Que supe dominar,

Con sus muros ya caídos,

Puertas abiertas par en par

Te dejaran ver rubios risos

En un ataúd de cristal,

O en una cama con dosel

De cien años de antigüedad.

Pero soy la misma, caballero,

La misma que amaras,

Yo, la virgen rubia,

El rugiente dragón

Y el castillo a conquistar.

¿Me amaras por siempre?

¿Me amaras de verdad?

¿Amaras al castillo

Cuando no te deje entrar?

¿Me amaras en una torre

Confinada a soledad,

Mostrando por la ventana

Un pañuelo azul

Pero sin dejarte llegar?

¿Me amaras eternamente?

¿Por un milenio me amaras?

¿Cuándo en días subsiguientes

Fuego te halla de lanzar?

¿Me amaras convertida en dragón

Fiero de verdad?

¡Que quema tu espada,

Tu escudo, así, sin más!

¿Me amaras por siempre?

¿Me amaras de verdad?

Ten cuidado, mi príncipe,

Pues la doncella siempre será

Un dragón para que mates

Y un castillo a conquistar.

Ya no soy

Ya no soy quien supe ser,
Perdí mil sonrisas disueltas en el viento
No quiero nada nuevo
Si lo voy a perder.

La niña de transitas
Perdió sus rubios risos
Y sus labios sonrosados
Se dejaron decaer.

En mueca de agonía
Que aun en esos días
¡En los más lluviosos!
Se puede entrever.

Ya no quiero nada
Si tendré que verlo ir
Ya no quiero mil caricias
Para dejarlas por ahí.

Y aquellas fotos viejas
Al añoso mar las lanzare
Olvidando aquel pasado
Del cual solo queda un remendado
Eco de felicidad de ayer.

Ni quiero más flores
En jarrones de cristal
Pues se irán marchitando,

Ricas, pero morirán igual.

Ya no quiero rosas rojas
Pues luego secaran
Y al tocarla entenderé
Que solo sus espinas quedaran.

Ya no quiero nada
Si me tengo que alejar,
Solo el cielo estrellado
Es suficientemente inmortal.

¡A la batalla!

¡A dejarse de joder!

¡A ir a la guerra!

¡A romperse los huesos del esfuerzo!

A defender corazones indefensos

Y atravesar con nuestras lanzas

Las corazas por la fuerza.

La fuerza de mil voces

Entonando la canción,

La canción que une a las almas

La canción de redención:

El grito eterno en la batalla

Atravesando al atroz,

Matando todos los males

¡Los únicos males!

Están en lo oscuro del corazón.

A dejarse de llorar

Por los rincones,

A dejarse de suplicar

Diez mil perdones,

A dejarse de sentir

Indigna autocompasión,

Las batallas se ganan

Entonando la justicia en la voz.

Y cuando flaqueen nuestros brazos

Y cuando el canto vacile,

Sin miedo, mira furioso

Al enemigo que te mire

Y se quemara en tus pilas

Y reculará en la línea de fuego

Pues tus ojos serán tan justos

¡Que huirá por el miedo!

¡A dejarse de caer!

Que suelo hay mucho.

A dejarse de chillar

Como cobardes,

Pues nuestros sabios padres

Al marchar nos animarán:

"A endurecer la piel"

Y dirán: "Regresa con tu escudo,

O regresa sobre él".

Promesa rota

Forma ríos el sudor
Del esfuerzo con furor
De perseguir tus vestigios.
Se borran las huellas
Pero tu has dejado mella
En mis delirios.

Balbuceo incoherencias
Cuando sueño con tu esencia
Sin futuro.
Pero arraigada a un pasado
Seco y desconsolado
Que recuerdo, pero dudo…

Dudo de que me hallas apreciado
Como tanto has proclamado
Con el alma.
Pues rompiste tu promessa
De ser columna recta
Y que tu coraón fuera mi casa.

A quien creer?
A tus plabras o estocadas?
A quien amar?
A la verdad o a tus falacias?

Fuiste mi angel una vez
Y caiste como lucifer
A las tinieblas,
Solo anelaba que fraternal
Me abrazaras sin final
¡Pero rompiste tus promesas!

Conocerte de nuevo

Quiero perder la memoria
Y conocerte de nuevo.
Quiero olvidar tus ojos
Ya no sentir el anhelo.

Quiero cruzarte en la acera
Sin saber que eres tu
Y por esas casualidades
Volver a encontrar tu luz.

Quiero que quedes borrado
De mi corazón,
Y eliminar de mi alma.
Cada palabra de tu noble vos.

Y en una plazoleta lejana
Donde nunca nos vimos los dos
Llevados por el viento encontrarnos
Olvidando que supo haber un adiós.

Quiero que la sangre este seca
Y sacudirla de mi camisón,
E ir a dormirme bien tarde
Sin más plomadas en mi corazón.

Quiero conocerte de nuevo
Y que enterrado quede el dolor
De los tropiezos de un pasado
Que entorpece nuestra conexión.