Con ojos llorosos
Miraba la plebeya
Con su príncipe encantado
Caminar a la princesa.
El brillo de sus ojos
Nada envidiaba al sol,
Sus suaves manos
Eran aves dignas de amor.
Con garganta temblorosa
Sollozaba la plebeya
Al ver la gran suerte
Que poseía princesa.
Natural era que del príncipe
Poseyera el corazón,
Encantadora su sonrisa,
Melodiosa era su voz.
Con el corazón partido
Saltaba la plebeya
A un pozo de agua
No pudiendo ser princesa.
Acabose con su vida
Sin decir adiós,
Tan hermosos se veían
El príncipe y su amor.
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