Se abren las
sombras y me comen,
Despierto
con las mejillas como fuego,
Las lágrimas
brotan sin razones,
A los
demonios clemencia yo les ruego.
Pues mis
sueños son oscuros y macabros,
Y en ese
sueño estabas vestida de marrón
Con un
atuendo de madera y de paño
Con una
aterradora forma de cajón.
Tus labios
estaban azules e hinchados,
Tus ojos
semiabiertos y tu frente
Aún tenía
ese gesto desesperado
De quienes
deciden por su mano darse muerte.
El lugar se
estaba inundando
Con un agua
salitre y amarga
Mientras tu
madre miraba esperando
Esperando
igual que todos
Que
nuevamente despertaras.
Que el dolor
no fuera más que un sueño,
Que tu huida
solo un intento más,
Pero esta
vez lo lograste, amiga mía,
Nos veremos
nuevamente en el más allá.